Desenmascarar la posverdad
7 de mayo de 2018
Por admin

¿Quién ha dicho que la magia está en crisis? Hoy en Navarra tenemos políticos que son unos prestidigitadores asombrosos a la hora de transformar, a los ojos de los menos advertidos, una gestión mediocre en otra excelente. En la nueva modernidad, lo que convence es la sensación que se trasmite. La verdad ha sucumbido ante la posverdad, esa distorsión deliberada de una realidad con el fin de controlar la opinión pública e influir en las actitudes ciudadanas. Ahora, la mentira emotiva aplasta a la evidencia desagradable.

Admito que los políticos que gobiernan Navarra poseen un don para persuadir y que les sigan los suyos. También son hábiles a la hora de salir del paso de una situación comprometida ante los medios. Además, saben mostrar inocencia para escurrir el bulto ante acusaciones fundadas.

Incluso, cuando les han ‘pillado’ en un embuste innegable, son capaces de persistir en la mentira con tal rotundidad que causan perplejidad en quien les escucha, de modo que nadie les rechista. Prueba de este aplomo es la respuesta de la presidenta en el desayuno Nueva Economía Forum en Madrid, a propósito de la presencia de la bandera del País Vasco en organismos oficiales de la Comunidad foral. Dijo: ¿Quién ha visto una ikurriña en un edificio institucional de Navarra? Lo preguntó con tanta seguridad que nadie se atrevió a replicar, aunque bastantes de los presentes recordaban esa imagen en TV. Otras cinco afirmaciones tendenciosas de la sra. Barkos se recogen en la frase tomada de la web del Gobierno de Navarra: “La Comunidad foral vive el periodo político más estable desde el inicio de la crisis”, algo que, a su juicio, “está permitiendo construir una Navarra más próspera, solidaria, plural y competitiva”. La realidad es que la estabilidad la disfrutan sólo los partidarios del cuatripartito, porque éste no gobierna para todos. Tampoco con la presidencia de Barkos la región es más próspera, porque, si comparamos nuestros indicadores macroeconómicos con los de las comunidades con las que nos asemejábamos durante la legislatura de Yolanda Barcina, como Madrid y País Vasco, ahora estamos bastante peor, a pesar de que nos favorece el viento de cola de las exportaciones que dinamiza la economía nacional.

Respecto a lo de “más solidaria”, si se mide por el número de subsidios, okupas y trabajadores de la economía sumergida cobrando la renta básica, es cierto, como también el clientelismo que propicia el cuatripartito, acrecentado por el ‘efecto llamada’. La genuina solidaridad no supone financiar a los que, pudiendo trabajar, prefieren no dar un palo al agua y vivir del esfuerzo ajeno, sino apoyar a los que de verdad tienen necesidad y formarlos para que encuentren un empleo.

Sobre lo de “más plural”, también yerra, porque nunca Navarra ha estado tan fragmentada y crispada como con el cuatripartito. Recuerden cómo se soliviantó a las familias con el PAI, a los opositores con una OPE que favorecía a los que hablan euskera, y el sectarismo aplicado contra la Universidad de Navarra. En YouTube puede encontrarse el discurso de la presidenta en la inauguración de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) en Madrid, donde afirmó “trasladar un testimonio de colaboración y de trabajo con la Universidad de Navarra”. Hace falta descaro para sostener eso cuando suspendió el Convenio del Servicio de Salud con la CUN y perjudicó las becas que recibían los alumnos navarros con menos recursos.

Por último, acerca de la competitividad, vean la facturación de las empresas que huyen de Navarra y la de aquellas que vienen. Aunque los suyos le sigan la corriente a Uxue Barkos, el deterioro que está por venir delatará su deficiente gestión en el medio plazo. 

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