Disconformidad ciudadana
15 de mayo de 2017
Por admin

¿Por qué resignarse hasta las elecciones de mayo del 2019, para rechazar las políticas del cuatripartito? Quien calla otorga y mientras el Gobierno no advierta una contundente protesta a sus políticas, más se deteriorará el bienestar y la convivencia. Dentro de unos días habrá una buena oportunidad de decir a Barkos que disentimos de su gestión. Participar en la manifestación no significa estar de acuerdo con los partidos de la oposición, sino discrepar de las actuaciones que el Ejecutivo mantiene en muchas cuestiones que nunca debieran haberse politizado. Por ejemplo, la discriminación del empleo público a los navarros que no sepan euskera, torpedear el PAI, reducir el importe de las becas para estudiar en la Universidad de Navarra y la paralización del AVE (tranquilos, iremos a tomarlo al País Vasco).

Es posible que a muchos navarros no les importe la derogación de la ley de símbolos por parte del Parlamento y que nuestra bandera pierda su legitimidad institucional. Sin embargo, por mucho que uno ‘pase’ de política, el propio interés debería llevar a ser conscientes que, si a Navarra le va mal, a cada uno le puede ir peor. Siempre hay algún ingenuo que piensa que los pobres mejorarán si se extorsiona a los supuestamente ricos (la clase media). Pero la realidad es otra. Los impuestos excesivos se traducen en poco tiempo en un descenso de recaudación y en un empobrecimiento del territorio. A la inmensa mayoría le va peor cuando el gasto público sube mucho más que los ingresos fiscales. Cuando éstos escasean, tampoco hay fondos para repartir a unos desfavorecidos que aumentan por el ‘efecto llamada’. Al final, se acaban imponiendo los recortes sociales que el cumplimiento del déficit exija.

No voy a abundar en el desplome de las cifras macroeconómicas que arrastra la Comunidad desde que Bildu controla el Gobierno, porque lo peor es lo que no se ve. Me refiero a las oportunidades perdidas, esas que podrían haberse desarrollado dentro de nuestras mugas y que se han tenido que marchar a Madrid, La Rioja y el País Vasco, porque Navarra ya no es competitiva para invertir. ¿Qué empresa familiar va a venir a emprender en Navarra si le supone tributar más que en el resto de Espa- ña? Hechos detestables como la violencia contra un guardia civil y su pareja en Alsasua tampoco salen gratis, porque las empresas huyen de ambientes políticos conflictivos. ¿Qué particular navarro no se deslocaliza si puede hacerlo ante el ‘palo’ que está dando la Hacienda foral estos días en la Renta y el Patrimonio?

El problema del Ejecutivo es que ha sido tan torpe que no ha hecho lo que hace cualquier familia sensata: planificar los gastos de acuerdo a los ingresos. Por el contrario, aquí el Ejecutivo se ha creído más inteligente que nadie y se ha propuesto repartir un dinero, que no tiene, en rentas básicas, múltiples beneficios sociales, y ofertas de empleo público masivas, como pasar en tres años de 1.060 a 2.000 policías forales, etc. El resultado es que no se logran las estimaciones recaudatorias previstas. Por eso hubo que hacer una impresentable quita unilateral de la aportación de Navarra al Estado, hecho que prueba que Navarra no ha cumplido el objetivo de déficit. A mi juicio lo más sangrante es la agresión fiscal, especialmente con las familias de clase media con hijos, esas que habría que proteger más en una Navarra demográficamente mortecina. El que no quiera molestarse y quedarse en casa el 3 de junio que no se queje si la penuria acaba afectando a los servicios sociales. Por último, a mí tampoco me gusta manifestarme, pero lo haré porque deseo que quien gobierne en Navarra lo haga para todos. 

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