La incómoda fiabilidad de los ‘think tank’
19 de marzo de 2018
Por admin

Con frecuencia, las instituciones de la sociedad civil independientes de los partidos son las más fiables para esclarecer la situación de un país. Para esta finalidad se fundaron en el mundo una enorme variedad de ONGs, a las que cuando su objetivo era inspirar políticas públicas (de policy, no politic) se les llamó think tanks. Este término anglosajón despierta en ocasiones equívocos y se le atribuyen rasgos impropios a su benéfica misión. Deseo aclarar el sentido que tienen los ‘catalizadores de ideas y acción’. Éstos se caracterizan por vivir de donativos voluntarios de los particulares y por no dejarse influenciar por los partidos políticos o intereses empresariales. Así, quienes filantrópicamente ayudan no participan en las decisiones para seleccionar qué actividades o informes se realizan.

La manera como un think tank defiende sus ideas es mediante argumentos válidos, fundamentados en datos objetivos y de un modo constructivo, lo que implica sugerir soluciones factibles a los problemas reales. Estas ONGs creen que la sociedad mejora su bienestar cuando se aportan razones solventes al debate público para que los gobernantes acierten en su función. Civismo ha creído siempre en la ‘auctoritas’ de la sociedad civil como fuente esencial de inspiración para quienes toman las decisiones públicas. Vivimos tiempos de shows televisivos en los que prima más el vencer que el convencer y el “todo vale” para ridiculizar al opositor.

Desde esta independencia de los poderes fácticos nuestro think tank está preocupado por la economía navarra. Hoy trataré de un único aspecto: el IRPF, dejando otros tributos para mejor ocasión. Aquí parece que la ‘cacería’ del rico beneficia al pobre, pero no es así, porque en Navarra no hay ningún gran rico. Hace unas semanas un periódico nacional publicó la lista de los 200 españoles más ricos en 2017. Sorprendentemente no había ningún navarro en la relación. Si se analiza la segunda división, la de los 350 ricos autonómicos, la suma de las fortunas de los cuatro navarros más ricos que aparecían tan sólo llegaba al 0,2% de la riqueza del total. Además, las cifras mostraban que Navarra es la región con menos grandes fortunas de España y que el patrimonio de nuestro mayor rico resulta ridículo, si la comparamos con los que encabezan el resto de comunidades autónomas de esa división regional.

Por esta razón, cada vez que nuestros políticos esgrimen el argumento que hay que aumentar los impuestos a los ricos, a quienes de verdad ‘exprimen’ es a las familias de la clase media acomodada. Éstas sufren los tipos más alto del IRPF, siendo el máximo el 52%, 9 puntos más que el de Madrid, lo que supone un desincentivo para atraer grandes inversiones y un motivo para que se marchen los contribuyentes que más aportan. El que tenga alguna duda de este punto le ruego que pregunte a algún asesor fiscal acreditado, pues la Hacienda foral no ha publicado la merma en la recaudación que ha supuesto la salida de estos contribuyentes. Los más perjudicados de hundir a la clase media son siempre los más desafortunados porque a medio plazo la recaudación siempre desciende y hay menos dinero público a repartir. Ya empieza a ocurrir. ¿Por qué el IRPF navarro es el hoy más alto de España para rentas superiores a los ‘ricos’ de 21.000 euros? 

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