Presidenta: no confunda
3 de abril de 2017
Por admin

 A semana pasada, la presidenta de la Comunidad publicó en el diario El Mundo unas declaraciones que no responden a la realidad en la que vive nuestra tierra. Apoyándose en unos datos descontextualizados, proyectó una imagen falsa de Navarra, achacando a la herencia recibida la culpa de lo que no va bien. Enfatiza la gravedad de la situación económica que encontró al llegar; por ejemplo, una deuda de 3.323 millones de euros. Sin embargo, no dice que esta cantidad representa un 18,3% del PIB, porcentaje muy inferior al de la media de las CC.AA. (un 24,5%). Además, obvia un hecho que reduce la responsabilidad que atribuye al Gobierno precedente: los partidos que conforman el actual cuatripartito tuvieron el control del Parlamento tres de los cuatro años que duró la legislatura.

La presidenta hace también una apología fantasiosa del euskera, aportando cifras que pueden resultar llamativas, pero que, en cualquier caso, son poco representativas. Los datos vertidos esconden la presión gubernativa para imponer esta lengua, hasta límites como que pudiera convertirse en un requisito para trabajar en la mayoría de puestos de la Administración.

La presidenta no dice la verdad cuando afirma que “Navarra goza de una estabilidad y solidez desconocida en años, que nos está permitiendo construir una Navarra más plural, próspera, solidaria y competitiva”. La innegable realidad es que nunca hubo tanta bronca, enfrentamiento y crispación en nuestra sociedad. Basta recordar lo sucedido en la educación con el PAI, el conflicto de los bomberos y la Policía Foral, o el sectarismo hacia los navarros que estudian con beca en la Universidad de Navarra. Por no hablar de la pésima recaudación tributaria obtenida frente a la prevista, la quita unilateral de 93 millones de la cantidad adeudada al Estado, el clima de inseguridad jurídica y el miedo que están infundiendo a los que no piensen como ellos.

Señora presidenta, reconozca que se están yendo de Navarra más empresas y contribuyentes que nunca, porque el paraíso que intenta vender es un infierno para muchos de los que generan más riqueza, puestos de trabajo y recaudación tributaria. Este deterioro resulta innegable porque, desde que ha llegado el cuatripartito al Gobierno, en algunas ratios macroeconómicas hemos pasado de ir en cabeza al furgón de cola. Fundamento mi afirmación en el artículo publicado en estas páginas el 20/02/17: “Navarra, la última”. Lo realmente trágico es que, cuando la tendencia negativa se mantiene en el tiempo, la recuperación resulta cada vez más costosa y complicada.

El roto económico causado por las erróneas decisiones ideológicas del Ejecutivo foral se agiganta, y ha sido recogido en algunas predicciones de la Cámara de Comptos. El panorama no cambiará si el esfuerzo que realiza el partido que lidera la oposición no está al nivel de la tragedia económica que vive Navarra. Si esa formación se hubiese puesto las pilas, se habría generado un estado de opinión favorable para sacar adelante una Iniciativa Legislativa Popular, ésa que reclame la disolución del Parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones.

La recuperación de la economía foral exige que los partidos que discrepan de la política de “Bildu y Asociados” formen una coalición ante los próximos comicios. Para que ésta atraiga al votante, sería necesario que la liderase un candidato con prestigio profesional, que conozca el entorno empresarial y… sobre todo, que no pertenezca a ningún partido. ¿Habrá generosidad en los dirigentes políticos de la oposición? ¡Ojalá el pragmatismo venza a la partitocracia!

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