Prototipo de la ciencia económica actual
13 de julio de 2018
Por admin

La década de 1870 fue muy importante en el desarrollo de la teoría económica, hasta el punto de que cabe afirmar que el análisis económico contemporáneo nació en aquellos años. Tres fueron, al menos, los cambios fundamentales que experimentó la ciencia económica en aquel período. El primero fue el abandono de la teoría objetiva del valor, basada en el coste de producción que, a su vez, se medía, por lo general, en términos de trabajo acumulado. Desde entonces, los economistas interpretan el valor en términos subjetivos, en función de la utilidad que -en el caso de los bienes de consumo- un bien reporta a quien lo posee o lo adquiere. La segunda gran aportación fue el análisis marginal. Lo relevante en la toma de decisiones en el campo de la economía no es tanto la utilidad total que reporta un bien de consumo o la productividad total de un factor de producción como su utilidad o productividad marginal, es decir, el cambio que experimentan estas variables cuando se modifica en términos muy pequeños el consumo del bien o el empleo del factor de producción. En aquellos años, tres economistas, Jevons, Menger y Walras, llegaron a estas conclusiones de forma independiente, en países diferentes -Inglaterra, Austria y Suiza y casi al mismo tiempo, sentando así las bases de lo que se conoce como la revolución marginalista. Y el último rasgo fue la incorporación al análisis económico de nuevas técnicas niatemáticas, en especial del cálculo diferencial, que se adecúa bien al análisis marginal v ofrece mayor solidez teórica a la disciplina, que abandonó -en la terminología inglesa- su viejo nombre de political economy y pasó a denominarse economics.

Evolución

Leon Walras fue, sin duda, protagonista de todos estos cambios. Pero ha pasado a la historia, fundamentalmente, corno el economista que formuló por primera vez un modelo matemático de equilibrio general. Nacido en Evreux (Normandía, Francia) en 1834 e hijo del economista Auguste Walras, Leon destacó pronto por la originalidad de sus ideas, que no fueron, durante bastante tiempo, bien acogidas en su país natal. En 1870 le fue ofrecida una cátedra fuera de Francia, en la facultad de Derecho de Lausana (Suiza), de muy reciente creación; allí pudo desarrollar su gran obra científica.

En 1874, publicó su libro fundamental, Elementos de economía política pura, cuyo objetivo era presentar, en forma matemática, un sistema económico completo en el que todos los bienes -sus cantidades y, sus precios- están relacionados entre sí. La idea principal es que el análisis individualizado del comportamiento de consumidores o productores particulares, o de mercados específicos, tiene que aceptar el supuesto de que los demás mercados no cambian, va que las variaciones que pueda experimentar cada uno de ellos afecta a los demás. En su modelo, mediante un complejo sistema de ecuaciones, se intenta representar tales relaciones entre agentes económicos y mercados, de modo que cualquier cambio en uno de ellos se refleje en el conjunto del sistema. El resultado es, naturalmente, un modelo muy complejo que, en principio, ofrece una visión más realista de la actividad económica, pero que, en la práctica, resulta dificil de aplicar en el análisis de cuestiones concretas, que se entienden mejor aislándolas del conjunto del sistema. Aunque el modelo de Walras presenta, sin duda, algunos errores técnicos y sus matemáticas han sido criticadas, la influencia de los Elementos en el campo de la teoría económica ha sido muy grande y ha crecido con el paso del tiempo, siendo hoy, sin duda, mucho mayor que en los años que siguieron a la publicación del libro.

Entre los economistas, el nombre de Walras se relaciona casi siempre con la teoría pura; pero él consideraba que ésta era sólo una parte de un enfoque más amplio, que debería incluir lo que denominaba la economía aplicada (dinero, banca, industria, monopolios, etc.) y la economía social (propiedad, impuestos, estructura social, etc.). Sin embargo, como tantas veces ocurre en la historia de la ciencia, la valoración que nuestro economista hizo de su propia obra no coincide con la realizada por sus colegas de años posteriores. Y mientras los trabajos aplicados de Walras están hoy totalmente olvidados, su análisis del equilibrio general constituye uno de los fundamentos de la ciencia económica contemporánea. 

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