Un gobierno sarcástico
4 de diciembre de 2017
Por admin

A medida que se avanza en la legislatura, el cuatripartito se está sometiendo a una cirugía estética de tal calibre que no va a haber quien lo reconozca. El Gobierno ha comenzado por practicarse un ‘recauchutado’ con el que obtendrá la imagen idílica y comprensiva que todo ciudadano desea, disipando así el tufo a sectarismo hacia quienes piensan distinto. Hoy les pondré en guardia contra los sarcasmos del Ejecutivo foral.

Empezaré por su concesión de la medalla de oro de Navarra a los diseñadores de nuestra bandera. Este premio es una burla grotesca, porque lo otorgan tras haber abolido la Ley de Símbolos y, así, quitado el protagonismo a nuestra enseña, al hacerla compatible con la de otra Comunidad, cuyos políticos, para más inri, quieren anexionarnos.

Un segundo escarnio es pasarse de listo y apuntarse los éxitos que previamente han tratado de impedir. Así, el cuatripartito ha puesto todos los palos imaginables en las ruedas del tren de alta velocidad (TAV) o de altas prestaciones (TAP), como se quiera llamar, una infraestructura crucial para el futuro de Navarra. En ninguna región española el Ejecutivo se ha opuesto a una inversión que costea el Estado y que representa un impulso para la economía local. Barkos y sus socios estaban convencidos de que con maniobras dilatorias conseguirían que el Ministerio, al constatar el rechazo regional, renunciase al proyecto. Obviamente, despreciar esta inversión es una irresponsabilidad grave, cuyos efectos podrían resultar irreversibles, dado que todas las CCAA tendrán alta velocidad más tarde o más temprano.

Honradamente, confieso que estaba seguro de que el Ministerio de Fomento abandonaría la construcción de esta infraestructura tan costosa que, como ocurre con la mayoría de los actuales trayectos de alta velocidad, no será rentable hasta dentro de muchos años. Lo que no esperaba es que el presidente de UPN, Javier Esparza, y la presidenta del PPN, Ana Beltrán, hicieran conjuntamente un buen trabajo para conseguir que el propio Gobierno central liderase el proyecto. Ver a ambos partidos colaborar y al PSN apoyarlo con sus declaraciones ha sido el camino para alcanzar el reto de que Navarra quede unida a la red de alta velocidad.

El nuevo sarcasmo radica en que, ahora, cuando la iniciativa está de nuevo en marcha, el cuatripartito pretende rentabilizar en beneficio propio la construcción de la línea del TAV. Y eso supone apropiarse de una medalla que no ha merecido. La foto del ministro Íñigo de la Serna con un sonriente Ayerdi, quien asegura que va a colaborar controlando las obras, es una mofa, sobre todo porque las hace y financia el Estado. El vicepresidente no debiera adornarse con plumas ajenas. El cuatripartito nunca ha querido unir Pamplona y Tudela con Madrid: por el contrario, su obsesión ha sido siempre conectar Navarra con País Vasco.

Otro fraude es la presentación de datos negativos como irrelevantes. No entiendo que el consejero de Hacienda se quede tranquilo cuando afirma que Navarra tiene menos presión fiscal que otros países. Aparte de que los servicios que recibimos son inferiores a los de los daneses o belgas, lo significativo no es este indicador, sino el esfuerzo fiscal, en el que España está por encima de la media europea. Además, constituye un sensor más fiable porque tiene en cuenta la renta media del ciudadano. No hay que irse al extranjero, ya que dentro de España hay regiones con una fiscalidad mucho más incentivadora para instalarse. La Sra. Barkos se sabe prisionera de la dictadura de Bildu y es consciente del daño irreparable que causan las políticas sectarias que el radicalismo le impone, pero el apego a la poltrona foral es… irresistible. 

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