¿Nacen más empresas de las que mueren?
2 de diciembre de 2018
Por admin

Uno de los factores que predicen el éxito de una región es que se creen muchas más empresas que las que desaparecen. Cuando la economía crece, la ilusión colectiva por promover negocios también, y este contagioso optimismo provoca una evolución más satisfactoria. El dinamismo emprendedor se calcula a partir del nacimiento de compañías, cuantas más mejor, porque importa menos que muchas no aguanten, con tal de que el saldo tenga signo positivo. Los datos utilizados para calibrarlo son los indicadores de demografía empresarial que recientemente ha publicado el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se refieren a 2016 porque, así como el surgimiento de una empresa se sabe en tiempo real, su ‘muerte’ tarda más tiempo en certificarse.

Ese informe arroja una radiografía fiel del espíritu emprendedor de las personas físicas, si bien su utilidad resulta más limitada a la hora de evaluar las características de esas empresas. Así, contabiliza el número de nacimientos y desapariciones, pero no el tamaño de éstas, por ejemplo en facturación. La ausencia de este dato implica que no se pueda calcular con precisión el efecto real que supone el espíritu emprendedor en el crecimiento económico.

Pondré otro ejemplo: la creación de cien chiringuitos de playa entraña menos repercusiones para una región que la instalación de una industria competitiva que genere cien puestos de trabajo. Esto se explica porque el 77,5% de los nuevos negocios no tienen asalariados. Otro dato clave es su supervivencia: tan solo el 40,4% de los que iniciaron su andadura en 2011 sobrevivían en 2016.

Vocento

Si miramos los datos autonómicos, se aprecia que las tasas de nacimientos más altas, calculadas como porcentaje del ‘stock’ de compañías de la región, corresponden a Baleares (11,9%), Andalucía (11,4%), Canarias (11,2%) y Cataluña (11,2%). Sin duda, el peso de las múltiples pequeñas empresas que genera el sector turismo en estas comunidades influye en esos altos porcentajes. Las que tienen menos nacimientos son País Vasco (7,7%), y Castilla y León (7,9%).

Respecto a las muertes, destacan País Vasco (9,5%), Cataluña (9,4%), Comunidad Valenciana (9,4%) y Andalucía (9,3%). En el extremo contrario, Navarra, donde menos empresas cierran (7,6%).

Lo más significativo es la tasa neta, que se obtiene de restar del porcentaje de empresas creadas el de desaparecidas. Respecto a esta ratio, la clasificación resulta bastante similar a la de la tasa de nacimientos, lo que significa que donde hay mucho emprendimiento también el éxito resulta mayor.

Pero emprender en España se trata de una misión heroica, como revela la trigésima posición de nuestro país en el informe ‘Doing Business’ del Banco Mundial, y la decimoctava dentro de la OCDE. Si a ello se añade una política fiscal tan excesiva que desincentiva afrontar riesgos, la figura del autónomo emprendedor recuerda a la del admirable don Quijote. Por el contrario, en países como Irlanda, Lituania y Noruega, esforzarse en generar riqueza sí compensa, puesto que Hacienda no se va a llevar la mitad si se tiene éxito. 

Publicaciones relacionadas