Paga como un finlandés, vive como un griego
2 de julio de 2017
Por admin

El debate sobre la fiscalidad pivota de forma generalizada sobre la siguiente afirmación: España es un país donde se pagan pocos impuestos en comparación con la media europea. Para llegar a esta conclusión, se utiliza un indicador como es la presión fiscal (ratio de ingresos públicos sobre PIB). En este sentido, España está casi siete puntos por debajo de la media europea según Eurostat, lo cual además se utiliza para justificar subidas de impuestos y una política de reducción del déficit pú- blico por la vía de los ingresos más que por la del gasto.

Sin embargo, dicha premisa está muy alejada de la realidad. Medir los impuestos que paga una familia o una empresa en función de una ratio agregada que no contempla ningún tipo de ajuste por inflación, patrones de consumo o estructura productiva, lleva a obtener conclusiones equivocadas e implementar soluciones erróneas que perjudican gravemente la actividad económica. En este sentido, la evidencia empírica muestra hasta qué punto España es un país donde las familias pagan muchos impuestos, tanto con respecto a sus socios europeos como a la capacidad de generar riqueza de sus economías. Así lo muestra la nueva edición del ‘Día de la Liberación Fiscal’, actualizada con las últimas novedades impositivas por cada comunidad. Aunque este año se trabaja un día menos para pagar a Hacienda, la tendencia de fondo es que los impuestos aplicados a los cabezas de familia entre los 45 y los 64 años se incrementen de un modo constante en la mayor parte de las CC AA

Vocento

Tomando como referencia a un contribuyente sin hijos, el informe calcula cuántos euros de cada 100 que gana de forma bruta (sumando salario y las cotizaciones a la Seguridad Social a cargo de la empresa) van a parar a pagar impuestos. Los resultados son contundentes: un trabajador español desembolsa 3,5 puntos más que la media de la OCDE sólo teniendo en cuenta el IRP) y las cotizaciones.

Estas diferencias son aún más importantes entre CC AA. Un trabajador que tenga su residencia en el País Vasco paga los mismos impuestos que un finlandés o un sueco, pero gana, de media, un 30% menos en términos reales. En situación parecida se encuentran los asalariados navarros, que pagan casi 6 puntos más que la media de la OCDE, mientras que madrileños y catalanes soportan una ‘cuña fiscal’ que ronda el 40%.

En el extremo contrario,Canarias, Galicia, Castilla-La Mancha y Extremadura están más cerca de lo que paga un danés, un noruego o un polaco, pero con salarios ajustados por productividad más bajos que los de estos países. En el resto de regiones, como es el caso de Cantabria. las diferencias están en el entorno de un punto y medio, con una evidencia clara: pagan por su renta los mismos impuestos que un luxemburgués, pero sin tener ni su mismo nivel de vida ni su mercado laboral.

En suma, la evidencia muestra hasta qué punto las familias que se sustentan gracias a las rentas del trabajo pagan cada año en impuestos mucho más de lo que el indicador de presión fiscal desvela. Si a ello añadiésemos impuestos indirectos y los que gravan la riqueza, España se situaría a la cabeza de la OCDE en esfuerzo fiscal. 

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