¿Por qué el crecimiento económico se ralentiza?
5 de noviembre de 2018
Por admin

Tanto el FMI como la OCDE atribuyen la desaceleración mundial a la incertidumbre económica. Sin embargo, las valoraciones del crecimiento son muy desiguales en función del país, ya que hay algunos que mejoran o se mantienen. Es el caso de Australia, Corea del Sur, Estados Unidos, China, India y México. En Europa, las perspectivas son más sombrías. Así, la eurozona verá reducirse el crecimiento del 2,5% que tuvo en 2017 a un 2% en 2018, que previsiblemente bajará al 1,9% en 2019.

¿Depende el crecimiento del número de horas trabajadas? Los datos de Eurostat muestran que los españoles trabajamos un total de 1.976 horas en 2017, superando a países como Dinamarca (1.905), Italia (1.950) o Irlanda (1.975). En el extremo opuesto se hallan Reino Unido, que encabeza la clasificación con 2.121 horas, Chipre (2.088) o Grecia (2.064). Estas cifras prueban que el número de horas no es un factor decisivo, porque estas no se correlacionan con los indicadores que marcan el progreso de un país, como el empleo o la renta per cápita.

¿Entonces, será la productividad la causante de la desaceleración? Este parámetro refleja el PIB que genera cada persona ocupada. Para comparar su evolución entre países se asigna a todos ellos una puntuación 100 en el año 2010. Desde esta referencia, el trabajador español obtuvo en 2017 un valor de 106,2, superando a líderes de nuestro entorno como Italia (98), Reino Unido (104,6), Francia (104,7) y Alemania (105,3). Sin embargo, los datos de nuestro país no son tan halagüeños como pudiera parecer, pues que tengamos una productividad tan alta viene motivado, tal como señala un reciente estudio del IESE, por la desaparición de un 21% del empleo. Al destruirse los puestos menos rentables sube la ratio de quienes mantuvieron su trabajo, quizá por la inversión en robots y otros bienes de equipo.

Actualidad Económica

¿Es la competitividad la primera causa del crecimiento? Este indicador mide la creación de valor a largo plazo, mediante una mayor eficiencia de las competencias implicadas, entre las que la innovación está muy presente. La escuela de negocios IMD elabora un ranking de competitividad a través de 340 criterios objetivos. Este índice aporta razones del distinto avance de los países, aunque no lo explica todo. Por ejemplo, Dinamarca es el país que menos horas trabaja; su productividad es intermedia, y, sin embargo, se trata de la segunda nación más competitiva. Por el contrario, los griegos son, tras los británicos, quienes más horas están en el trabajo, lo que no impide que se trate del segundo país menos competitivo y el menos productivo de Europa. Si observamos a Irlanda, su competitividad (quinto puesto) y su productividad (primero) resultan más elevadas por un bajo impuesto de sociedades, lo que atrae a muchas compañías tecnológicas, y no tanto por su volumen de I+D+i.

Es indudable que la competitividad de un país reside en su capital intelectual colectivo, razón por la que España tiene difícil mejorar este indicador clave para el crecimiento. No en vano, nuestro populista sistema educativo perjudica el potencial cognitivo de las personas al ser muy poco exigente. 

Publicaciones relacionadas