¿Somos los españoles tan demócratas como nos pintan?
28 de enero de 2019
Por admin

España ha vuelto a quedar como una de las 20 democracias plenas en la edición de 2018 del Índice de Democracia de The Economist, el semanario más influyente del mundo. Este evalúa el desempeño de 165 estados en relación con 60 variables que miden procesos electorales y pluralismo político, libertades civiles, funcionamiento del Gobierno y participación y cultura política.

Así, con una nota de 8,08 sobre 10 (la misma que en 2017 y un poco por debajo de la de 2016 y 2015), España ocupa el puesto 19, el quinto mejor entre los miembros del G-20 y por encima de países de nuestro entorno como Bélgica, Francia o Portugal.

La nueva edición revela que la mala calificación de países similares al nuestro se debe, en su mayoría, al advenimiento de fuerzas populistas de extrema derecha. Algunos de estos partidos han accedido a Gobiernos y otros han irrumpido con pujanza en el escenario político, posibilitando Ejecutivos atípicos. Es el caso de Italia, que ha caído del puesto 21 al 33, o de Polonia y Hungría, que han empeorado su resultado sistemáticamente desde 2014.

No obstante, otros fenómenos igualmente significativos parecen no haber incidido tanto en la elaboración del índice. Así, en España, 2018 ha sido un año muy conflictivo por la crisis catalana irresuelta o la moción de censura (motivada en gran medida por la corrupción política), que ha dado paso a un Gobierno muy constreñido en su capacidad de funcionamiento. Aparentemente, tampoco las fuertes tensiones internas y divisiones de Podemos y sus franquicias han pasado factura. Por ello, sorprende que nuestro país haya conseguido mantener su alta valoración.

Actualidad Económica

A tenor de lo ocurrido con otros países, la posición de España en el índice de 2019 dependerá de la evaluación que se haga del partido revelación del año: Vox. Aunque un análisis fino de su programa pone de relieve que no se asemeja al Frente Nacional francés, es probable que se le asimile a esta formación. Un motivo puede residir en que la metodología de The Economist presenta una especial elasticidad con la derecha política, mientras que es menos sensible a la radicalidad de la izquierda, tal como demostró en la efervescencia de Podemos en 2014 o 2015. Esto no deja de resultar irónico, porque Vox es una opción para quienes no se sentían representados, lo que entraña un mayor pluralismo.

En la misma línea, llama la atención que Francia, con un 2018 marcado por la revuelta de los chalecos amarillos, no haya alterado su nota (fija en un 7,8 desde 2017). Tampoco lo ha hecho Reino Unido, que ha mejorado cada año desde que se elabora el índice (2006), a pesar de hallarse casi en crisis desde la votación del brexit.

Todo ello sugiere que este y otros índices no son fruto de datos objetivos, sino de consideraciones teóricas, sesgos ideológicos y metodologías muy cuestionables, por mucho que sitúen a España entre la flor y nata de las democracias liberales. 

Publicaciones relacionadas